Amor sagrado y amor profano es una muestra expositiva que recorre los últimos diez años de producción de Jesús Zurita Villa (El Carpio, 1990).
Partiendo de la frase de Simone Weil que sentencia como un dogma que “El deseo de luz produce luz” el pintor tiene presente en su obra que el anhelo metafísico es generador de valor y creador de una belleza que invita en su contemplación a la reafirmación de esa trascendencia.
La remisión a lo divino no radica exclusivamente en la lectura simbólica de la obra, pues parte de lo evocado transita por la vía de lo inefable. En este caso la voluntad plástica no es la mera ilustración de un concepto, al serle la materialidad de la obra inextricable. Sirvan de ejemplo los papeles antiguos que hacen de soporte y que atestiguan la inquietante presencia de un tiempo pasado, el uso de estructuras propias del arte espiritual como el tríptico, o el minucioso uso del grafito y de las pátinas, que remite tanto a la mano que lo ejecuta como a la tradición que se hereda.
En su intento por establecer un puente entre la sensibilidad y la razón, Schiller definió en su día la belleza como la garantía sensible de la invisible moralidad. Esta es la estética que se dimana de unos dibujos y unas pinturas que inspirados por la conmoción del hombre ante la dimensión espiritual del amor pretenden rebasar esta experiencia a través de la senda de lo simbólico.
Zurita es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, fue residente de la XIII promoción de la Fundación Antonio Gala y ha sido comisario de siete ediciones del festival de arte contemporáneo SCARPIA.